Una tradición en vías de extinción que nadie va a extrañar es la ''rezongadera doméstica''. En algunas familias existen personas de cierta edad que se dedican a disciplinar a los demás miembros de una forma bastante ortodoxa; consiste en el reproche sistemático de las faltas y la consecuente exhortación a reparo que luego pasa a una dilatada suerte de improperios y argumentos fuera de contexto que se prolongan generalmente al desarrollo de una actividad ''oficio casero'' por una ilimitada cantidad de tiempo, directamente proporcional a la gravedad de dicha falta.