Cuando dos almas se encuentran, son los ojos los que hablan. Cuando les niegas ver y destruyes la otra alma, no solo matas por dentro a otra persona, sino a ti también. Busca el lugar más desierto, aquel donde encuentres silencio y donde la absurda rutina no exista. Una vez allí, escucha lo que callas, escucha lo que sientes. Quizás sientas aveces esa especie de dolor interno o vacío y tal vez hagas memoria y vuelvas a recordar cuando de verdad la emoción y tú corazón vibraban. Quizás algún día te des cuenta que no hay mayor paz que la de escucharse y no escuchar. Tapar el sol con un dedo, no funciona~