¿Haz oÃdo hablar de pasiones?
Que vuelca el corazón de lava, candente de sangre de las hondas vetas. Como la erupción como la nausea. Y hablar de las angustias. De los oscuro pechos que cavan. En el enorme espiral. Que perfora la resaca; que existe un lobrego paraje, en la infinita latitud de mi alma, silenciosa la noche y triste. Que allà vive en la musa desolante y pálida carne frÃa. Que se quiebra la intensidad, como una espada. Existe una cumbre muerta al aire polar y que se llama monte de las tristezas que allà flotan lamentos de suicidas en la que las almas desembocan los tristes sedimentos que está oculta
Que allà ladran los demonios formidables que con su oscura infancia.
Donde la piel quema, contagia y acaricia